Las perspectivas laborales son buenas.

La necesidad de nuevos productos alimentarios, adaptados a los cambios sociales, unidos a la creciente preocupación por la seguridad alimentaria y por los aspectos nutricionales ha potenciado las salidas profesionales de estos técnicos. Esto ha conllevado cambios en los sistemas de producción, transporte y comercialización, con especial incidencias en aspectos ingenieriles.

La flexibilidad de estos titulados para desarrollar diferentes funciones es alta.